domingo, 17 de abril de 2011

Sólo con el tiempo .. ¿Pero sin corazón?


La vida me enseñó que con el tiempo todo cambia

Que los sueños dejan de serlo cuando empezamos a crecer, todo cambia, nos volvemos realistas, cambian hasta nuestros pensamientos

Y con ellos nuestro corazón.

Muchas veces me pregunté dónde perdí mi corazón, en qué momento lo olvidé, o cuándo me lo robaron…y mi respuesta es siempre: “Con el tiempo”.

Con el tiempo lo perdí, con el tiempo lo olvidé y con el tiempo me lo robaron.

Muchas veces me dejaron restos o pedacitos que tuve recogerlos y armarlo nuevamente.

Con el tiempo muchas veces tuve que pelear, perdí muchas batallas, gané algunas...

Pero lo peor de todo es que, con el tiempo maltraté mi corazón, en algunas de esas batallas, lo descuidé, lo dejé de lado...

Y en varias ocasiones lo protegía demasiado... muchas veces quise ver con la cabeza lo que sólo puede verse con el corazón...

Y aunque quiera cambiar mi corazón hoy tengo uno que el tiempo me lo dió y la experiencia me lo regaló. El tiempo lo perforó, lo lastimó, lo golpeó pero también lo remendó, lo curó y hasta borró algunas cicatrices...

Con el tiempo todo te decepciona, empezando de niño con la ilusión de los reyes magos, de Papá Noel, …y luego la ilusión de un amor, la ilusión de ser alguien, la ilusión de cumplir los sueños...

Con el tiempo uno se da cuenta de que sólo son ilusiones, que siempre decepcionan, porque

Detrás de cada gran ilusión siempre encontré una gran decepción…

Con el tiempo sólo cambiamos de ilusiones, de esperanzas, con el tiempo el corazón va endureciéndose porque aprendemos a esconder lo que sentimos, a demostrar nuestros más profundos sentimientos sólo a algunas personas.

Aprendemos a luchar sonriendo, a pesar de los dolores porque así se vive mejor, y así se fortalece nuestro corazón... así aprendemos a vivir... y si se puede hasta ser felíz. Aprendemos a ser felices así...

Y me vuelvo a preguntar dónde van esos corazones de niño,

Si con el tiempo lo endurecemos, lo perdemos y finalmente…

Lo encontramos a pedazos, lo armamos y lo entregamos de nuevo, con nuevas ilusiones pero nuevamente lo devuelven casi siempre hecho pedazos… y más de lo que estaba.

Cada vez que lo encontramos, lo protegemos más, por miedo a ser destruído totalmente…olvidándonos que un corazón lastimado en las luchas vale más que aquél que nunca ha sufrido por una batalla... porque sería un corazón sin sentimientos, un corazón sin entrega.

Sólo permitimos lo seguro olvidándonos de vivir y amar,

Lo protegemos con armaduras fuertes que no nos permite amar libremente… y mucho menos ser felices.

miércoles, 13 de abril de 2011

Agradezco a Dios


Agradezco a Dios por tener una vida sacrificada, porque todo lo que tengo es gracias a mis esfuerzos, gracias a mi sudor, mis lágrimas y mi sangre.

Agradezco el tener que sufrir el doble, o hasta el triple para conseguir todo lo que quiero, porque le da más valor a mis sueños.

Y cuántas veces me he quejado de él, y hasta dejé de creer en él, pero cuando menos esperaba él me mostraba que nunca me había dejado, que era él quien me empujaba hacia adelante, él era quien me había alzado cuando ya no tenía fuerzas en mis piernas, y cuando ya no lo veía él me había mostrado que siempre estuvo allí.

Agradezco el haberme perdido por momentos desesperados porque en esos momentos me iluminó y me demostró que era yo la que no creía en mí misma. Agradezco que me haya tocado vivir con los problemas familiares que tengo ... Agradezco la oportunidad de tener un padre alcohólico porque eso me recuerda que nunca querré ser una madre así, ni siquiera una persona que se entregue a eso por débil que sea... , agradezco por los dolores del alma que voy experimentando cada vez que una ilusión me lastima.

Agradezco que me haya perdido en la oscuridad de la tiniebla para buscar la luz, y el pensar que nadie veía mis esfuerzos por realizar mis sueños, porque me demostró que en los momentos menos esperados me tenía preparada la luz más intensa, o la sorpresa más linda de mi vida, y así fue y será siempre, él está allí en mi soledad, en mi alegría, en mi tristeza y en cualquier momento, lo sé porque siempre me mostró que nunca se había ido, que nunca me abandonó sino que yo la abandoné.

Agradezco a Dios por dejarme sentir la melancolía porque me hace fuerte, la alegría porque me hace dulce, el sacrificio porque me hace perseverante, le agradezco ser lo que soy, porque sé que gracias a él nada sería igual en mi vida.

Viejo, gracias por decirme: "acá estoy boba, nunca te dejé, y nunca te voy a dejar aunque vos no me sientas", y sí, es que así es... así nos tratamos él y yo jeje!!! ¿Cuántas veces me dijo: " yo te acompañé esa noche, en ese dolor"?, pero yo lo ignoraba y le reclamaba... y entiendo que era yo la que se enojaba con él.
Gracias por hacerme el aguante en todo momento... Dios!!!